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Entrevistas

Alpha Decay: los entresijos de la literatura actual

La evolución de la literatura y la fruición de contenido literario en el nuevo panorama digital que estamos viviendo, entre redes sociales, blogs literarios y experimentos sociales, no pasa solo por estas realidades y por los lectores. En la entrevista con la escritora Leticia Sala (que puedes leer aquí) vimos cómo la producción de contenido en relación con la relación con las redes sociales también ha cambiado.

El discurso es multifacético y todos los días es posible agregar una pieza que nos permita comprender la realidad que nos rodea e impregna toda la literatura que hacemos online. Por mi parte, he estado observando esta evolución durante al menos 4 años, tejiendo relaciones con blogs literarios, produciendo contenido digital, descubriendo nuevos autores en la red y estudiando el fenómeno de las redes sociales. Descubrí que me faltaba un elemento fundamental: las editoriales. El motor inmóvil de todo lo que gira en torno a la literatura. He tenido el placer y el honor de conversar de todo esto con Alba G. Mora y Julia Echevarría, equipo de la editorial independiente Alpha Decay, una de mis editoriales favoritas. Hemos tocado muchas temáticas que siguen evolucionando cada día. La búsqueda no ha terminado aquí. ¡Buena lectura!

Tanto a nivel personal como profesional, ¿cuál es la relación de Alpha Decay con las redes sociales?
Alba: En mi caso creo que es bastante drástico por que soy la que se encarga de las redes sociales y de la comunicación en Alpha Decay: estoy todo el día pendiente de las redes sociales, tengo que estar creando contenido muy a menudo, ya sea un tweet, un post en Instagram y en cambio en mi vida personal, a penas utilizo Twitter o Facebook y Instagram lo utilizo solo de una forma más artística, considerando que no subo fotos de mi vida privada ni selfies ni nada por el estilo. Las redes de Alpha Decay es un concepto distinto: tienes que estar allí porque es inevitable; si no estás en las redes sociales pareces que no estás en el mundo…

Estar en las redes es casi una obligación, también bajo una perspectiva más económica. ¿Es verdad que la promoción de un libro a través de los social network influye mucho en la venta?
Julia: A final de mes, se nota mucho. Ahora mismo también a nivel de prensa y promoción de los libros acaba siendo, actualmente, más útil casi los libro que enviamos a la gente y que ellos luego suben a las redes que una reseña que salga en alguna revista. O sea el hecho de que haya contenido visual en las redes y que se genere un diálogo entre los lectores, acaba teniendo más impacto en las ventas y en la difusión de la noticia del lanzamiento de un libro que un contenido más tradicional, digamos. Las redes sociales permiten que el contenido sea instantáneo, eficiente, instintivo y más directo.

Alba: Piensa también que muchas veces el espacio que te pueden dar en un diario o en un periódico digital no es tan grande como el contenido que te dedican los blogs literarios o los bookstagrammers, por ejemplo. Los grandes diarios y medios, quizás por cuestiones de tiempo o de personal, lo único que a veces pueden hacer es una pequeña mención de uno de tus libros. En cambio, los blogs entran mucho más en materia y hacen una crítica más prolija.

¿Qué relación tenéis con los blogs literarios?
Alba: Cuando yo empecé a trabajar hace dos años en Alpha Decay, decidimos dar el máximo respeto a blogs, cuentas de instagram, etc. y tratarlos de iguales porque a veces son la gente que está detrás de esos usuarios los que tienen el tiempo y los medios para hacer una reseña de uno de nuestros libros.

Con los blogs literarios hay una manera más directa de relacionarse a la literatura: los lectores que leen un blog pueden comentar a su vez y generar ellos mismos un debate entorno a la materia literaria. Lo mismo pasa con un post en Intagram: gracias a estos fenómenos digitales ¿notáis, como editorial, una relación más cercana con los lectores?
Alba: Yo creo que la gente que sigue los blogs también son lectores de libros o tienen su propio blog y eso crea una red bastante chula e interesante de lectores. Esta red, gracias a internet, es muchísimo más fluida y es algo que antes en el mundo editorial no se daba tanto.

Julia: Y a nosotras, Alpha Decay en este caso, esto nos sirve para ver un poco como respira el libro. Es un contacto más directo con como está vibrando realmente el libro fuera en el mundo. Tenemos más perspectiva gracias a las redes: ahora puedes seguir casi en directo como los lectores están recibiendo el lanzamiento de un nuevo libro, como están comentando y como se está generando un diálogo alrededor del libro. Y es muy interesante acceder, como plataforma que somos, a este diálogo. Nos sirve mucho para entender el mercado y las preferencias de los lectores.

¿Creéis que los contenidos literarios que se producen en internet sean literatura?
Julia: Yo creo que todo contenido literario puede considerarse literatura. Otra cosa es que sea buena o mala, pero literatura sí. Todo lo que tiene detrás ánimo literario se puede considerar literatura. Otra cosa es entender que sea bueno que gracias a la red, se produzcan tantos contenidos.

Alba: Además, muchas veces tú accedes a los libros gracias a los post de personas que se han leído el libro original y dices «ostras, pues esta reseña parece interesante: voy a informare a ver que pasa» y terminas contratando un libro que a priori habías visto en un post de Instagram. Es ciertamente muy curioso que un medio como Instagram, que se parece más bien a un escaparate donde promocionar visualmente un contenido, ahora mismo sea la red social más influyente en mercado literario.

Este volumen realmente impresionante de producción e intercambio de material literario en las redes sociales marca un pasaje muy grande en la historia de la producción cultural. Ya la mecanización de la prensa y luego la industrialización del trabajo editorial desestabilizaron, en su tiempo, el equilibrio entre producción y el uso (me refiero a las controversias sobre la oferta editorial desbordante, o sea los «demasiados libros que nunca podremos leer»).

Del mismo modo, las diversas técnicas de reproducción de imagen y sonido han cambiado por completo nuestra cultura (webs, social, etc.). Y ahora, con la transición a la red, el salto de escala es vertiginoso: la producción, por muy humana que sea, se presenta con rasgos y dimensiones sobrehumanas. ¿Qué opináis de este desarrollo cultural? ¿Creéis que, en esta perspectiva digital, el trabajo del librero/editores es un permanecer anclado a un pasado que reclama su esencia?
Julia: Es un pez que se muerde la cola. La literatura está más viva que nunca en el sentido de que se genera mucho más contenido, más diálogo, pero a la vez hay muchos menos lectores que antes porque la gente está muchísimo más centrada en los móviles y en las redes sociales que quitan tiempo para leer. O sea, es un círculo vicioso contradictorio: nos está quitando tiempo para leer el estar mirando redes sociales sobre libros que querríamos comprar. De todas formas, nosotros como emisores de esta literatura tenemos que aprovecharnos de esta nueva situación: las redes son un instrumento precioso pero también somos víctimas de ello por que quitan energía al lector, que está más pendiente de ello que de comprar y consumir libros.

Alba: De todas formas creo que como entes analógicos, tanto nosotras como los librer@s, tenemos que sabernos beneficiar de lo digital. Porque qué seríamos nosotras, la editorial, sin el contenido que publicamos en las redes sociales a través del cual llegan nuestros libros a un montón de lectores. Sin caer en la trampa que ha comentado Julia, beneficiarnos de lo bueno que hay tras la red: hay gente que a lo mejor no tiene tiempo de mirar los periódicos un domingo por la mañana y está en su break del trabajo mirando Instagram y de esta manera se entera que ha salido un libro de Ursula K. Le Guin. En fin, es muy útil utilizar y aprovechar esta herramienta digital, aunque como realidad es cierto que está quitando lectores al panorama literario.

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Nos enfrentamos a un puzzle que, aunque se han recopilado sus piezas fundamentales, aún no podemos recomponer. Alba y Julia de Alpha Decay han confirmado una sospecha que es evidente en muchos aspectos de la red: a la hipertrofia de la palabra al generar miles de contenidos cada minuto, se agrega una nueva variable: la necesidad incesante de generar la forma (lo que podría definirse como el postureo de Instagram; la demostración de que hemos comprado el libro del cual todos están hablando, por ejemplo) a expensas del contenido. En este circuito es quizás imposible percibir la dirección en la que nos estamos moviendo: no tenemos una perspectiva suficiente. En cualquier caso, creo que reunir todos estos elementos y estudiarlos de cerca nos permitirá, algún día, comprender realmente lo que estábamos creando, lo que nos estaba cambiando. Y todo será un poco más claro.

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