Una mujer vive en las orillas ventosas y acariciada por el mar del Norte. No sabemos nada de su vida, en cambio, sí sabemos que durante su vida dio la luz a dos hijas. La primera, rubia, florecida y brillante como un rayo de sol; la otra, con el pelo negro, eclipsada por la deslumbrante perfección de su hermana, tuvo que adaptarse a la sombra de la favorita.
Un día todo cambia: de un país tan lejano que no podrás ni recordar su nombre, viene un hermoso caballero. Un sólo pensamiento acaricia su mente: ofrecerse a las dos chicas como pretendiente. Al dar su amor, el caballero se comporta de manera diferente según la chica con la que está tratando. En particular, con una de las dos parece ir en serio: la fascina con joyas y preciosos regalos, anillos, guantes finamente bordados. Parece todo ya encaminado para concertar un matrimonio.
Pero, en realidad, el caballero, en lo más profundo de su corazón, ama con locura la otra chica.
El orden de las cosas, en el espacio y tiempo de esta historia, vuelca. El caballero ama, pero no a la hermana de pelo negro a la cual, hasta este punto del relato, la ha agasajado con ofrendas y regalos, si no, al contrario, a la hermana de pelo rubio, que ha tratado con menosprecio y indiferencia. Así pues, y tristemente, la chica de pelo negro, observa como su amor se aleja con su hermana: la elección inesperada del caballero.
Algo se rompe en el alma de la mujer. Refleja un momento, un minuto, una hora, un tiempo que no se puede cuantificar, para llegar al punto en el que la mujer le pide a su hermana que la acompañe hasta el acantilado, cerca de su casa, para observar el paso imperioso de los barcos. Es un pasaje crucial: el destino ha comenzado a tomar forma.
Una vez que llegan al acantilado, nada puede distraer a la hermana de pelo negro de su tarea. Ni el paisaje hostil, ni la calma impaciente de las olas cuando los barcos pasan. Ella atrae la atención de su hermana con una estratagema infantil, sugiriendo que mire allí, justo allí, al fondo, y cuando la chica rubia se inclina, la de pelo negro la empuja hacia abajo, tirándola al vacío.
La doncella rubia llora, pide misericordia, mientras extiende su mano a su hermana que la observa hasta que la fuerza deja a la pobre colgando de las rocas. El vuelo es aterrador, fatal y la hermana brillante deja de brillar, al instante.
De repente, en esta historia, la escena cambia: dos juglares caminan por la orilla. Entonando algunas estrofas hacen su viaje, que parece trazado por el destino. En un momento dado, ven el cuerpo de la chica flotando como un cisne, muy elegante, llevado por la corriente. Al ver esta imagen tan desgarradora y perfecta, piensan bien en rendir homenaje a la muerte de la joven. Con sus huesos deciden construir un arpa, el arpa más hermoso que el mundo ha visto jamás, con un sonido tan melodioso que incluso podía mover piedras, usando el pelo largo y rubio de la chica como cuerdas.
Y con el instrumento musical llegan al palacio del padre de la chica para tocar en la celebración del matrimonio entre el caballero y la hermana de pelo negro, que desde la muerte de la hermana se queda como única pretendiente. Pero justo cuando apoyan el arpa encima de una piedra, ese empieza a tocar solo. Todos se detienen, ya nada en el mundo importa. La primera cuerda, moviéndose dolorosamente, acusa a la hermana de pelo negro de haber tirado a su hermana rubia desde los acantilados; al sonido de la segunda cuerda, la novia se sienta aterrorizada: todos los ojos, acusadores están apuntando hacia ella; al sonido de la tercera cuerda, la hermana cae al suelo, por fin desenmascarada por el crimen.
The Cruel Sister: este es el título de esta balada medieval británica, clasificada como Child Ballad # 10, de la cual acabas de leer su trágica historia. En realidad, esta balada es solo una de las 21 variantes (en el idioma inglés solamente) de las «Hermanas Twa» originales, llamada balada de asesinato, y certificada por primera vez en Escocia en 1656 con El título «El molinero y la hija del rey». Sin embargo, el origen de la balada es aún de más lejos: se habla de Suecia o, más generalmente, de los países escandinavos. Y las declaraciones en inglés se deben claramente a una difusión posterior también en las Islas Británicas.
Al leer las distintas versiones de la historia, es posible notar que el elemento mágico no está presente en todas las versiones. En esta, sin embargo, sí; De hecho, juega un papel fundamental: el aspecto sobrenatural de esta balada reside, sin embargo, casi exclusivamente en el instrumento musical, caracterizado por un aura mística y mágica. El arpa no está encantado por el músico (ya que, en cambio, es cosa muy común encontrarla en otras baladas celtas) sino que es un medio autónomo, dentro de la narración, para proporcionar justicia en una historia en la que la equidad hubiera sido de otra manera imposible.
Todos los personajes involucrados son elementos estandarizados, sin caracterización compleja. No representan a un individuo en particular: precisamente por esto, sus altas posiciones sociales no son inusuales, todo lo contrario, en muchas ocasiones, los personajes que habitan la tradición de las baladas son de alto linaje: estadísticamente, los señores y las damas superan en número a los personajes de bajo rango social y sirvientes.
Pero toda esta información es técnica y, en cierto modo, engañosa. Para disfrutar realmente del ambiente de esta balada, se necesita música.
Aquí va entonces, como música de fondo para vuestra re-lectura, la versión de The Cruel Sister grabada por la banda Old Blind Dogs en 1993 e incluida en el álbum Close to the Bone, sin duda mi favorita. Déjate llevar por la corriente: ¡buena escucha!
2 Comments
Sonja
Me encantan Old Blind Dogs y esta canción en concreto. Pentangle hizo su versión en los 70,s. Pero es más bonita la versión de Old Blind Dogs. Otra canción que narra esta leyenda celta es The Bonny Swans de Loreena Mckennit y también es muy bonita.
La Ferdinandea
¡Muchas gracias por el comentario y por el aporte, Sonja! De hecho, no conocía a la canción de Loreena Mckennit y la he escuchado encantado: se puede respirar muy bien la atmósfera de la balada. Hasta la próxima, Mattia.